Diario de una suicida.
Chica de diecisiete años que no conoce la felicidad. Este es mi modo de escape, no pretendo gustarte, de hecho no le gusto a nadie, no estás obligado a leer, no estoy detrás de ti apuntándote con una pistola, si no te gusta te largas. Tal vez te sientas identificado, tal vez te sientas como yo, en tal caso: BIENVENIDO.
jueves, 12 de abril de 2012
Sabes.
¿Sabes ese sentimiento en el que parece que sobras? En el que nadie parece apreciarte lo suficiente, solo te hacen daño, te miran por encima del hombro cómo si fueras basura y te ponen castigos estúpidos sin razón alguna.
¿Sabes ese instante en qué todo cambia? Cuándo hace una hora eras la persona más feliz del mundo y de repente ¡pum! algo te hace volver a la realidad, una realidad que no te gusta y de la que ya no puedes salir, en la que estás atrapada y no puedes huir.
¿Sabes lo que es? Sinceramente espero que no, seas quién seas, aunque te odie, jamás te desearía una vida como la mía.
Porque en mi vida solo hay vacío y opresión, porque me siento sola, más de lo que puedas llegar a imaginar, porque intento aferrarme a la vida con cualquier escusa, porque folló sin control para sentir contacto, porque espero un cambio que nunca llega y yo ya me canso de esperar.
domingo, 9 de octubre de 2011
Me hacen sentir bien,
la brisa fresca en una tarde cálida; la sonrisa de un extraño; el abrazo de un conocido; caminar hacía ningún lado; mi canción favorita; la confianza de mi padre; el cariño de mi madre; la sinceridad de mi hermana; el olor a melocotón; el sabor del chocolate; un trago de whisky; el humo de un cigarro; la pasión en tus caricias; el amor en tu mirada; un gato ronronear; un libro sin acabar; esa película que no vi; esas palabras que nunca escuche. Me hace sentir bien despertar mientras susurras buenos días princesa.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
miércoles, 22 de junio de 2011
Se acabo.
jueves, 9 de junio de 2011
Tu cuerpo entre mis brazos.
miércoles, 8 de junio de 2011
Pienso.
Aunque en verdad no es un problema.
Problema sería no vivirlo.
No es una situación agradable, ni fácil. Sé lo que quiero. Y sé que le llegará su tiempo.
Aunque no ahora. No es su momento... o puede que sí.
Quiero arriesgarme, me apetece. Sin embargo me toca esperar.
Y mientras espero pienso....
pienso en lo caprichoso que es el destino...
domingo, 10 de abril de 2011
Genio.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Miedo.
sábado, 15 de enero de 2011
Rumores.
sábado, 8 de enero de 2011
La apariencia es nuestro punto más débil.
Entré entusiasmada por debajo de aquel viejo marco de madera.
Seguí recta por el pasillo, hasta llegar al fondo y luego torcí a la derecha.
Nunca me entretenía con nada, y eso que había cientos de virguerías. Miles de colores chillones, de músicas que se entremezclaban en el aire, formando así, una melodía acorde entre ellas, que no dejaba indiferente a nadie. Atravesé veloz ese último tramo, me escurrí ágil entre la gente. Alcé la vista a la estantería. Allí estaban. Cuidadosamente ordenadas, una detrás de la otra. Las miré con recelo. Eran tan increíblemente maravillosas. Me hiptonizaban. Sus ojos, su pelo. El carmesí de sus labios parecia brillar con más fuerza que nunca. Un mechón oscuro de pelo caía sobre su tez dorada. Eran tan terriblemente perfectas. Todas meticulosamente colocadas, ridículamente pintadas, solo eran unas patéticas muñecas. Me dispuse a marcharme, pero al girarme, pude verme de reojo en el espejo que estaba dispuesto a mi izquierda. Llevaba el pelo despeinado en una coleta. Sobre mi tez no caían esos perfectos mechones negros. Mis ojos tampoco eran del color del cielo. Y mis labios no estaban pintados de un perfecto carmesí. Yo no era como esas patéticas muñecas. Estaba claro. En realidad, tampoco creía que fuesen patéticas. No niego que por momentos, desease ser una de ellas. Pero luego pienso y recapacito. Al principio todos corren a comprarlas, juegan con ellas, se divierten, pero a la semana se cansan. Las aborrecen, y quedan abandonadas. Después de todo, no son tan terriblemente perfectas como parecen.
Sin duda alguna, la apariencia es su punto más débil.
viernes, 31 de diciembre de 2010
El dolor nos persigue siempre.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Hazlo.
- Pero, ¿cómo puedo saber que lo estoy haciendo bien?, ¿cómo se que no me estoy equivocando?.
- Eso no lo sabrás, no, hasta que lo intentes.. tal vez te equivoques pero ¿y qué más da?, si no lo intentas tampoco lo conseguirás. Y si no lo haces tu, ten por seguro que otro lo hará y quizás ese otro lo consiga.. y entonces te arrepentirás toda tu vida de no haberlo intentado, de no haber arriesgado y créeme.. esa sensación es mucho peor que la dulce satisfacción de haberte equivocado.
- ¡Tienes razón! Debería intentarlo.
- ¿Deberías? ¡HAZLO!
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Historias sin final.
Yasmin estaba acurrucada en el fondo del sillón, llevaba ya media hora pensando en como podría empezar su redacción. Yasmin era soñadora, soñadora las veinticuatro horas del día. Le gustaba andar descalza por su casa, adoraba los días de lluvia, y las horas que se pasaba en su ventana apoyada, observando maravillada las gotas que se desprendían ágiles de las nubes y caían precisas y rápidas fundiéndose con el negro asfalto. Para ella, aquello era todo un espectáculo. Le gustaba fijarse en los pequeños detalles, en las cosas que los demás suelen pasar por alto. Después de ver una persona durante diez segundos, era capaz de decirte como iba vestida, su estado de ánimo e incluso si era fuerte o frágil. En cambio, odiaba levantarse una mañana y no acordarse de su sueño. No le gustaban los grumos que se formaban en sus cereales. Le desesperaba cantar una canción con todas sus ganas, y en mitad del párrafo equivocarse. Yasmin adoraba que todo estuviese controlado, las reglas, y odiaba que algo rompiera sus esquemas. Quizá por eso no acabó su redacción, porque a Yasmin tampoco le gustaban las historias con finales, prefería que las dejasen en el aire y así ella, escogía el perfecto para cada una que le contasen...
martes, 21 de diciembre de 2010
No es un cuento y no soy una princesa.
- Ayer mientras ordenaba las cajas del trastero encontré esto...
- Mi viejo cuaderno...
- Sí, hace mucho tiempo que no escribes, ¿porqué lo dejaste?, se te daba realmente bien.
- Lo dejé cuando te fuiste... sí, creo que fue entonces.
- No vuelvas a lo mismo por favor, sabes que debía irme, era lo mejor para todos. Pero lo importante es que ahora ya estoy aquí y quiero que recuperemos el tiempo perdido.
- ¿Lo mejor para todos?, yo solo era una cría, tu no sabes cuanto culpe a mamá de que te fueras, le dije que era una estúpida y que toda la culpa había sido suya. Y ella no se enfadó conmigo, todo lo contrario, ella sabía lo mal que lo estaba pasando y me ayudó siempre... No sabes lo que me arrepiento de todo aquello. Pero ahora ha cambiado algo, ¿sabes?, cuando te fuiste, en cada cumpleaños mamá me compraba un vestido nuevo, y al soplar las velas siempre pedía que volvieras... para estar conmigo. Y después me acostaba con mi vestido nuevo, por si volvías por la noche... pero poco a poco me empecé a dar cuenta de la cantidad de vestidos casi nuevos que se acumulaban en mi armario. Y me dí cuenta de que desear algo, aunque sea con mucha fuerza, es inútil, porque esto no es un cuento y yo tampoco soy una princesa.
Y ahora, hace ya mucho tiempo que no lo pido, hace mucho tiempo que tiré todos esos vestidos y guardé ese estúpido cuaderno. Ahora, hace ya mucho tiempo que dejé de ser una cría.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Suspiros.
Estamos en un verde prado, paseamos agarrados de la mano, no hay nadie alrededor, solo estamos tú y yo. El sol brilla con fuerza, caminamos sin dirección ni rumbo, no importa donde vayamos con tal de estar juntos. De pronto me miras, sonríes y me dices que amas, ¿cómo pude vivir tanto tiempo sin ti? Me preguntas… Te miro ¡tenía tantas cosas hermosas que decirte!, pero empiezo a verte borroso, cada vez más, algo me empuja, nos separa, no me sueltes te grito, nuestras manos dejan de ser un lazo de unión. Te pierdo, losé, lo presiento. No, no puede ser, grito y grito, pero pareces no escuchar, cada vez estas más lejos, más borroso, ya ni siquiera te veo. Escucho una música de fondo.
Sobresaltada, entre jadeos y sudor me despierto. Apago el despertador. Sí, todo fue un sueño, nada ocurrió nunca. Nunca me dijiste esas palabras. Lloró, ¿por qué él? Me pregunto. Siempre pude tener al hombre que quisiera, a todos menos a él, no es justo me digo. Suspiro. ¿Qué es un suspiro?
- Un suspiro es el aire que te sobra, por alguien que te falta.
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