viernes, 31 de diciembre de 2010

El dolor nos persigue siempre.

Portazo. Ya no puedo más, estoy harta, todo me supera. El mundo se derrumba sobre mí, una tras otra vez, ya no me quedan fuerzas, no sé si quiero seguir. Sería más fácil acabar con todo. Lloró, pero eso ya no me libera, lo tengo por costumbre, ahora llorar es solo rutina. Salgo al balcón y grito, y grito con todas mis fuerzas hasta quedarme muda, pero el dolor no se va, permanece atado a mí, y cada vez duele más, es como si estuviera atado con alambre de espinos. La pago con la puerta de mi armario. Patada, puñetazo, patada, puñetazo, sangre en los nudillos. Todo sigue igual, tal vez peor, no puede seguir así digo entre lágrimas. No encuentro mi lugar en el mundo, qué coño pinto yo aquí joder, me pregunto cada segundo. Quiero evadirme de la realidad, dejar atrás todo el sufrimiento, quiero ser feliz. ¿De verdad es tan difícil lo que pido? Chillo mirando hacía el techo, nadie contesta. Me siento y espero, y espero, y espero. Pero la respuesta sigue sin llegar. ¿Existirá realmente alguien ahí arriba?, porque si es así debería dejar de divertirse conmigo, a costa de mi dolor, me digo.

Necesito parar de pensar, pongo los cascos a todo volumen, alejándome de la realidad que tanto daño me hace. La música me hace imaginar un mundo perfecto, donde yo soy la princesa, donde todo es como yo quiero, simplemente soy feliz, y así pasan horas y horas. Me quedo dormida, en mi cabeza sigue sonando música, en mis sueños sigue mi mundo, en mi corazón mi felicidad.

Despierto, el móvil se apagó, se acabó la batería, y con la batería se esfumaron mis sueños. Mi mundo sigue igual y el alambre de espinos se clava con más fuerza, consiguiendo que rompa a llorar de nuevo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Hazlo.

- Pero, ¿cómo puedo saber que lo estoy haciendo bien?, ¿cómo se que no me estoy equivocando?.

- Eso no lo sabrás, no, hasta que lo intentes.. tal vez te equivoques pero ¿y qué más da?, si no lo intentas tampoco lo conseguirás. Y si no lo haces tu, ten por seguro que otro lo hará y quizás ese otro lo consiga.. y entonces te arrepentirás toda tu vida de no haberlo intentado, de no haber arriesgado y créeme.. esa sensación es mucho peor que la dulce satisfacción de haberte equivocado.

- ¡Tienes razón! Debería intentarlo.

- ¿Deberías? ¡HAZLO!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Historias sin final.

Yasmin estaba acurrucada en el fondo del sillón, llevaba ya media hora pensando en como podría empezar su redacción. Yasmin era soñadora, soñadora las veinticuatro horas del día. Le gustaba andar descalza por su casa, adoraba los días de lluvia, y las horas que se pasaba en su ventana apoyada, observando maravillada las gotas que se desprendían ágiles de las nubes y caían precisas y rápidas fundiéndose con el negro asfalto. Para ella, aquello era todo un espectáculo. Le gustaba fijarse en los pequeños detalles, en las cosas que los demás suelen pasar por alto. Después de ver una persona durante diez segundos, era capaz de decirte como iba vestida, su estado de ánimo e incluso si era fuerte o frágil. En cambio, odiaba levantarse una mañana y no acordarse de su sueño. No le gustaban los grumos que se formaban en sus cereales. Le desesperaba cantar una canción con todas sus ganas, y en mitad del párrafo equivocarse. Yasmin adoraba que todo estuviese controlado, las reglas, y odiaba que algo rompiera sus esquemas. Quizá por eso no acabó su redacción, porque a Yasmin tampoco le gustaban las historias con finales, prefería que las dejasen en el aire y así ella, escogía el perfecto para cada una que le contasen...

martes, 21 de diciembre de 2010

No es un cuento y no soy una princesa.

- Ayer mientras ordenaba las cajas del trastero encontré esto...
- Mi viejo cuaderno...
- Sí, hace mucho tiempo que no escribes, ¿porqué lo dejaste?, se te daba realmente bien.
- Lo dejé cuando te fuiste... sí, creo que fue entonces.
- No vuelvas a lo mismo por favor, sabes que debía irme, era lo mejor para todos. Pero lo importante es que ahora ya estoy aquí y quiero que recuperemos el tiempo perdido.
- ¿Lo mejor para todos?, yo solo era una cría, tu no sabes cuanto culpe a mamá de que te fueras, le dije que era una estúpida y que toda la culpa había sido suya. Y ella no se enfadó conmigo, todo lo contrario, ella sabía lo mal que lo estaba pasando y me ayudó siempre... No sabes lo que me arrepiento de todo aquello. Pero ahora ha cambiado algo, ¿sabes?, cuando te fuiste, en cada cumpleaños mamá me compraba un vestido nuevo, y al soplar las velas siempre pedía que volvieras... para estar conmigo. Y después me acostaba con mi vestido nuevo, por si volvías por la noche... pero poco a poco me empecé a dar cuenta de la cantidad de vestidos casi nuevos que se acumulaban en mi armario. Y me dí cuenta de que desear algo, aunque sea con mucha fuerza, es inútil, porque esto no es un cuento y yo tampoco soy una princesa.

Y ahora, hace ya mucho tiempo que no lo pido, hace mucho tiempo que tiré todos esos vestidos y guardé ese estúpido cuaderno. Ahora, hace ya mucho tiempo que dejé de ser una cría.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Suspiros.

Estamos en un verde prado, paseamos agarrados de la mano, no hay nadie alrededor, solo estamos tú y yo. El sol brilla con fuerza, caminamos sin dirección ni rumbo, no importa donde vayamos con tal de estar juntos. De pronto me miras, sonríes y me dices que amas, ¿cómo pude vivir tanto tiempo sin ti? Me preguntas… Te miro ¡tenía tantas cosas hermosas que decirte!, pero empiezo a verte borroso, cada vez más, algo me empuja, nos separa, no me sueltes te grito, nuestras manos dejan de ser un lazo de unión. Te pierdo, losé, lo presiento. No, no puede ser, grito y grito, pero pareces no escuchar, cada vez estas más lejos, más borroso, ya ni siquiera te veo. Escucho una música de fondo.

Sobresaltada, entre jadeos y sudor me despierto. Apago el despertador. Sí, todo fue un sueño, nada ocurrió nunca. Nunca me dijiste esas palabras. Lloró, ¿por qué él? Me pregunto. Siempre pude tener al hombre que quisiera, a todos menos a él, no es justo me digo. Suspiro. ¿Qué es un suspiro?

- Un suspiro es el aire que te sobra, por alguien que te falta.

-,

Tiempo.



+Todos tenemos reloj, pero todos perdemos el tiempo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Tentación.

Me seduce, esta volviéndome loca. Me mira, le miro, sonríe, sonrío. Me encanta. Sé que no debo caer, pero no puedo evitarlo. Cada parte de su cuerpo me está llamando. Se acerca, me voy, me sigue. Ando más deprisa, no debo caer, me hará daño. Sigue detrás, empiezo a correr; corre él también. Me alcanza, me agarra de la cintura y me estrecha contra él. Es demasiado tarde, siento su respiración agitada, mi pulso se acelera, mi corazón se desenfrena, le deseo, más que nunca. Me besa y en brazos me lleva a un lugar que desconozco.

Me despierto, son las 8 de la mañana, él ya no está a mi lado. Encuentro una nota junto a mí: Gracias por lo de anoche, me alegro de haberte conocido. Lo sabía, sabía que pasaría, sabía como es él, no debí dejarme engañar. Me voy a mi casa, echa mierda, “pensé que yo sería diferente…” me digo. Pero en el fondo sabía que no, todas sabemos como es, pero todas nos dejamos engañar por el azul de sus ojos y la magia de su sonrisa.

Pero ya sabes lo que dicen…

-La única manera de librarte de la tentación, es caer en ella.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Crecer.


Recuerdo cuando era pequeña, cuando con una simple muñeca de trapo era feliz, cuando no existían complicaciones, el amor no existía y las amigas eran de verdad. La ilusión de levantarme la mañana de Reyes e ir corriendo a abrir mis regalos, de jugar con todos sin importar el sexo, el color o el físico. Cuando vivía en un mundo de color rosa, y creía en príncipes azules, en la cenicienta o la bella durmiente… Pero hace mucho tiempo que eso quedo atrás, crecí. Mi vida se lleno de responsabilidades, de complicaciones, de dolor. La inocencia se fue, dejándome sola ante un mundo que no comprendo, en el que no entiendo porque se lucha por la paz, en la que te cortan la libertad, en la que no puedes expresar aquello que sientes por miedo a que te censuren, donde se mata por puro placer.

Crecí, ahora me enamoro y sufro por hacerlo. Ahora hay gente que no me habla porque no soy como ellos. Ahora veo como insultan a mis amigos por ser negros. Ahora veo como se nos considera menos por ser mujeres. Ahora veo como cuesta encontrar un amigo que no te critique por detrás, que de verdad este para todo, veo como todos quieren un amigo pero pocos se esfuerzan en ser uno. Ahora veo como la gente duerme en la calle y no tiene ni que comer, mientras otros viven en casas que muchos no podrían pagar ni aún juntando el dinero de toda su familia, durante toda la vida.

Me gustaría poder retroceder, y recordar, aunque sea unos minutos, que se siente al tener como única preocupación que vestido le vas a poner a tu muñeca hoy.

; )

- Sigo teniendo hambre.
- ¿Aún? Te he dado todo lo que tenía en la nevera, no tengo nada más que darte...
- ¡Claro que no! Tú nunca me darás lo que él me dio, ni en tus puñeteros sueños ¡JODER!

Un clavo saca otro clavo, pero uno está mas oxidado.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Tornado.


Puede que un día todo se pare. Que la tierra decida no moverse más. Que el sol deje de calentar o que lo haga con mucha intensidad. Que un tornado arrase con árboles, casas, coches, personas. Con la vida. Con la de cada uno de nosotros. Que nos colemos por ese embudo mortífero y no respiremos más. Acabando así con ilusiones, miedos, propósitos, promesas. Con nuestra existencia. Rompiendo el reloj, el tiempo. Obligándonos a terminar todo aquello que un día empezamos. Sin darnos la oportunidad de empezar lo que siempre deseamos. Un ¡chás! y el corazón se pararía. Al igual que cerramos una caja de música cuando no queremos escuchar más. O cerramos un libro si nos entra sueño. Pero no terminamos con lo que ya existe. No se puede borrar del pasado lo que ya tenemos, lo que hemos sentido, vivido. Por eso, si mi corazón se para. Si dejo de respirar, mi amor por ti seguirá. Porque no solo existe lo que está en el presente, sino cada uno de los instantes en los que mi corazón ha palpitado por ti. En los que he reído pensando en ti. En los que he sido feliz gracias a ti.

Aunque duela...

El tiempo fluye más rápido que hasta la propia caida del agua en una cascada. Sólo te hace falta parar el tiempo, mirar al cielo y decir 'Cojones, que todo ya pasó.' Aquello con lo que dijiste que seria eterno. Aquello con lo que soñabas decir 'nunca lo dejaré'. Y ahora te das cuenta que todo acabó. Todo quedó en un 'para siempre', solo que ahora es otra preposición la que va delante.
Me pegaría con el tiempo, pero no sé hacia donde dirijirme para hacerlo. Sólo por el hecho que la soledad es mi debilidad. Y no escuchar su te quiero, ni una llamada de teléfono, nisiquiera un mensaje, suele sentir mal. Sé que el tiempo, además, hace el olvido. De ese fuego, tan intenso, empezó a dismunuír de manera frágil y, además, despacio. Ahora está totalmente apagado. Pero quedaron las cenizas. Las barreré y quedará la marca. Tu pasado está enmarcado en un cuadro, es algo incluso tan importante como el mismísimo futuro, y el presente.
No pienso llenar mas el río con agua. Sonreír es dedicarle vida a todo lo gris. Floreces y comienzas a crecer. A sembrar. Solo una época de sequia me derrumbó, y ahora todo vuelve en sí.
Pero me gusta el hecho de saber que quise tanto a alguien como dar la vida por esa persona. Lástima que por su parte no sea así. Podia haber sido bonito. Pero todo lo bueno tiene un final, trágico o no.

Trasnochar.

Hay demasiados motivos por los que prefiero irme a dormir un viernes temprano. Una de ellas es, que termino oxidando el cerebro de tanto maquinar con respuestas que nisiquiera tienen una explicación explícita. Por qué actuamos así, porque somos tan sumamente ''gilipollas'' y en un sentido totalmente literal. Hay personas de todo tipo, pero yo podría agruparlas en simplemente dos : Los gilipollas, y los sumamente gilipollas. ¿Cuales son los gilipollas? Fácil. Son personas inteligentes, saben controlar sus pensamientos, maquinar ideas y respuestas a todas aquellas dudas, simplemente para quedar bien ante toda la gente que le rodea. Tienen un olfato desarrollado, el instito y el acecho por las presas fáciles, aquellas personas manipulables que nisiquiera escupen palabras de su boca por que la tienen cosida con hilo y clavada con miles de agujas. Son esos gilipollas...que son gilipollas por el hecho de que viven la vida como un tablero de ajedrez. Mueven peones, los controlan a su gusto, ¡pum! atacan con el caballo. Luego continuan bloqueando con las dos torres, hasta hacer el jodidísimo jaque mate.
Luego están...los grandes gilipollas. A los que hay que coronarlos. Ingenuos, dan afecto, entregan cariño y simplemente se atreven a querer. Son soñadores, sonríen aunque por detrás estén siendo disparados constantemente por balas y no lleven un antibalas. Son buenas personas. Algo que en esta sociedad, la del siglo XXI, solo te lleva a la desembocadura del fracaso.

Comprendo ahora por que en la ignorancia se vive mejor. Me gustaría tener, de alguna forma, alguna barrera que se interpusiese entre mi yo y el mundo. Algo que me haga cambiar de opinión respecto a todo lo que veo. O simplemente verlo de diferente forma. Es triste, me lastima pensar así de la esfera azul en la que vivo. Pero también me desespera la avaricia y el poco pudor por saber que mientras tú vives entre lujos, cosas materiales y todo aquello que está nada más y nada menos que de adorno, incluso más que un árbol de Navidad, los demás, todas aquellas personas que convivimos el día a día, nos desvivimos por mantener a la gente que queremos, por la que luchamos y daríamos nuestra propia vida, seamos objeto utilizable, machacable y reutilizable de aquellos gilipollas que solamente viven para ellos mismos.
Nadie se gira para mirar atrás. Ver todo lo que dejas, todo aquello que muere como todo lo que marchita, que es frágil, que cobra vida y, aunque tú no lo creas, siente.
Por eso no hay nada peor que sentir. No hay nada peor que ser lo que no encaja en este puzzle que no es nada más y nada menos que un gran revuelto de productos baratos, de marca blanca y que solo se encarga de contaminar todo aquello que podría ser algo más que un sitio en el que establecerse.

Prefiero parar de pensar.