domingo, 9 de octubre de 2011

Me hacen sentir bien,

la brisa fresca en una tarde cálida; la sonrisa de un extraño; el abrazo de un conocido; caminar hacía ningún lado; mi canción favorita; la confianza de mi padre; el cariño de mi madre; la sinceridad de mi hermana; el olor a melocotón; el sabor del chocolate; un trago de whisky; el humo de un cigarro; la pasión en tus caricias; el amor en tu mirada; un gato ronronear; un libro sin acabar; esa película que no vi; esas palabras que nunca escuche. Me hace sentir bien despertar mientras susurras buenos días princesa.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

miércoles, 22 de junio de 2011

Se acabo.

Sentir que se te acabo la imaginación, que ya no sabes como expresarte, que se te acabaron las palabras y que nadie te comprende. Que escribir, aquello que era lo único que te ayudaba a liberarte ya no te sale, que ya no sabes como hacerlo, simplemente se te olvido...
Es irritante, tanto que decir, tanto que expresar, que contar y no encontrar la manera de hacerlo.
En fin... Todo pasa, espero.

jueves, 9 de junio de 2011

Tu cuerpo entre mis brazos.

No te oí llegar, estaba de espaldas, pensando en todo y en nada. Me abrazaste mientras me susurrabas al oído, sentí un escalofrío que me recorrió de punta a punta, haciéndome temblar. Llevaba mucho tiempo esperando ese momento, no me creí que hubiera llegado, aún no me lo creo. Un fino pañuelo me tapo la vista, mi corazón latía desenfrenado. El contacto con tu piel me volvió loca, tus palabras me hechizaron, mi respiración se cortaba. Despacio me desnudabas. Estaba paralizada, no por miedo ni vergüenza, simplemente no podía creérmelo. Me tiraste sobre la cama mientras me atabas y despacio recorrías mi cuerpo, primero con besos, después con la lengua, estaba volviéndome loca, quería tocarte, besarte, verte pero no podía. Subías y bajabas lentamente, tu respiración en mi oído, mis jadeos en el tuyo. Me quitaste el pañuelo, también la venda. Nunca había visto tanta belleza junta, nunca había sentido algo así, nos hicimos uno, pasaron horas que solo parecieron minutos, tu cuerpo entre mis brazos, el mío entre los tuyos.

Dijiste que fue maravilloso, lo fue, por lo menos para mí, porque pronto fuiste a buscar el sabor de otra, ahora estarás enredado en sus brazos, devorándola poco a poco, no me importa, para nada. Tal vez no soy capaz de distinguir entre sexo y amor, pero te dí lo mejor de mí, y eso no te lo dará ella, y tampoco la siguiente.

Tal vez, la marca de tu piel en la mía se quede mucho tiempo, tus besos y caricias se guarden en mi cabeza para siempre. Tal vez, solo me excite pensando en el sonido de tu voz el resto de mi vida, tal vez, cada momento de intimidad este gobernado por tu recuerdo.

Pero sinceramente, no cambiaría una sola de esas horas por nada.

miércoles, 8 de junio de 2011

Pienso.

Porque no son la solución a mi problema.
Aunque en verdad no es un problema.
Problema sería no vivirlo.
No es una situación agradable, ni fácil. Sé lo que quiero. Y sé que le llegará su tiempo.
Aunque no ahora. No es su momento... o puede que sí.
Quiero arriesgarme, me apetece. Sin embargo me toca esperar.
Y mientras espero pienso....
pienso en lo caprichoso que es el destino...

domingo, 10 de abril de 2011

Genio.

"Puedes pedir tres deseos" me dijo aquel genio. Había encontrado una lámpara curiosa, curiosa y vieja, y por curiosidad soplé aquel polvo que la cubría, soplé y froté. Me quede quieta unos instantes, observando el tiempo pasar entre mis dedos, pero no solo notaron los segundos que escapaban, también sentí un rumor que me envolvía. Un rumor que me acariciaba las manos, los brazos, la cara, las orejas, el ombligo y los labios. Una brisa que olía a hierba fresca, a flores recién cortadas, a libro viejo, a tinta china y a beso suave. Y fue en aquel momento tan maravilloso cuando apareció el genio. No reparé en su presencia, he de admitirlo, fue su voz la que me despertó del sueño en el que se había convertido mi vida.
-Puedes pedir tres deseos - dijo.
-¿Para qué? - pregunté.
- Para conseguir lo que quieres, aquello con lo que siempre has soñado.
Recordé la brisa que perfumaba el aire segundos antes, pensé en mi vida, en todo lo que tenía y lo que deseaba. ¿Qué puedo pedir? ¿Dinero? No se me ocurría nada que hacer con él... ¿Salud? La vida no es algo que quiera alargar sin razón alguna... ¿Amor? No... aquel genio no podía proporcionarme más felicidad de la que ya tenía...
- Guárdalos - dije entonces - guárdalos para alguien que no se sienta feliz.
Y me fui por donde había venido, tarareando una canción que había escuchado aquella mañana. Riéndome de todo y de nada. Rodeada de mil mariposas que me acompañaban...

miércoles, 2 de febrero de 2011

Miedo.

-Tengo miedo de que me olvides, de que desaparecer de tu vida, tengo miedo a que todo acabe, de mis propios sentimientos, de los sentimientos de los demás, tengo miedo a seguir viviendo, ¿y si el futuro es peor que el presente?, ¿y si todo sigue igual que ahora?. El miedo me ata, me paraliza, no me deja disfrutar de la vida, es más, me la roba cada instante, cada vez que dejo de hacer algo por miedo a fracasar...

+ Mira niña, la vida da muchas vueltas. Hoy estas aquí conmigo y mañana quién sabe con quién y donde estarás. Esta claro que lo que tenga que pasar, pasará, y al final será lo que la vida quiera y no puedes hacer nada contra eso. No podemos dar marcha atrás, el destino es así y hay que afrontar la realidad. Es mentira eso del que el tiempo cura las heridas, lo único cierto es que los golpes duelen, y más aún, con el paso de los años. Pero pase lo que pase, tu debes ser fuerte, porque si no tienes el coraje, el coraje de levantarte cada mañana y seguir adelante, el valor de vivir como quieras, haciendo las cosas a tu manera sin perjudicar a nadie, te hundes, te hundes en la miseria, y no sabes lo que cuesta salir de ella. Pero lo peor de todo, es que hundes contigo a todos aquellos a quien verdaderamente les importas y siempre te han querido por lo que eres. Sin importarle nada más. Porque si tu no eres fuerte, tu vida se hunde y tú te hundes con ella.


PD: Muchas gracias a todos y siento haber tardado tanto en escribir, pero estoy falta de imaginación, así que se aceptan ideas para escribir :) . Un besito y buena suerte people (L)

sábado, 15 de enero de 2011

Rumores.

- A mi me dijeron eso.
- Pero te juro que no es verdad, jamás haría algo así.
- Eso no es lo que dicen.
- No les hagas caso, sólo quieren separarnos.
- No es la primera vez que me mientes. ¿Por qué iban a mentirme ellos?
- Pero te jure que no volvería a hacerlo, y no lo he hecho, no lo estoy haciendo.
- No te creo.
- Por favor cariño. Es mentira, te amo, no puedo perderte por un rumor.
- Se acabo estoy harto de escuchar mentiras.
- ¿Mentiras? Mentiría si dijera que no te quiero, que no eres nada en mi vida. Mentiría si dijera que eso es verdad.
- ¿No te cansas? Apártate, no hablo con mentirosas.
- Escúchame, por favor, no te vayas... ¡Es para hacernos daño, joder...!
- Daño el que me haces tú, que ni siquiera tienes el valor de afrontar la verdad.
- No hay verdad alguna en esa mentira.
- Adiós.

Ella nunca hizo nada que no debiera, se porto bien. Él la amaba con toda su alma. Ahora ambos sufren por culpa de lo que algún gilipollas sin vida social decidió inventar una tarde que se aburría.



sábado, 8 de enero de 2011

La apariencia es nuestro punto más débil.

Entré entusiasmada por debajo de aquel viejo marco de madera.
Seguí recta por el pasillo, hasta llegar al fondo y luego torcí a la derecha.

Nunca me entretenía con nada, y eso que había cientos de virguerías. Miles de colores chillones, de músicas que se entremezclaban en el aire, formando así, una melodía acorde entre ellas, que no dejaba indiferente a nadie. Atravesé
veloz ese último tramo, me escurrí ágil entre la gente. Alcé la vista a la estantería. Allí estaban. Cuidadosamente ordenadas, una detrás de la otra. Las miré con recelo. Eran tan increíblemente maravillosas. Me hiptonizaban. Sus ojos, su pelo. El carmesí de sus labios parecia brillar con más fuerza que nunca. Un mechón oscuro de pelo caía sobre su tez dorada. Eran tan terriblemente perfectas. Todas meticulosamente colocadas, ridículamente pintadas, solo eran unas patéticas muñecas. Me dispuse a marcharme, pero al girarme, pude verme de reojo en el espejo que estaba dispuesto a mi izquierda. Llevaba el pelo despeinado en una coleta. Sobre mi tez no caían esos perfectos mechones negros. Mis ojos tampoco eran del color del cielo. Y mis labios no estaban pintados de un perfecto carmesí. Yo no era como esas patéticas muñecas. Estaba claro. En realidad, tampoco creía que fuesen patéticas. No niego que por momentos, desease ser una de ellas. Pero luego pienso y recapacito. Al principio todos corren a comprarlas, juegan con ellas, se divierten, pero a la semana se cansan. Las aborrecen, y quedan abandonadas. Después de todo, no son tan terriblemente perfectas como parecen.

Sin duda alguna, la apariencia es su punto más débil.