viernes, 17 de diciembre de 2010

Tornado.


Puede que un día todo se pare. Que la tierra decida no moverse más. Que el sol deje de calentar o que lo haga con mucha intensidad. Que un tornado arrase con árboles, casas, coches, personas. Con la vida. Con la de cada uno de nosotros. Que nos colemos por ese embudo mortífero y no respiremos más. Acabando así con ilusiones, miedos, propósitos, promesas. Con nuestra existencia. Rompiendo el reloj, el tiempo. Obligándonos a terminar todo aquello que un día empezamos. Sin darnos la oportunidad de empezar lo que siempre deseamos. Un ¡chás! y el corazón se pararía. Al igual que cerramos una caja de música cuando no queremos escuchar más. O cerramos un libro si nos entra sueño. Pero no terminamos con lo que ya existe. No se puede borrar del pasado lo que ya tenemos, lo que hemos sentido, vivido. Por eso, si mi corazón se para. Si dejo de respirar, mi amor por ti seguirá. Porque no solo existe lo que está en el presente, sino cada uno de los instantes en los que mi corazón ha palpitado por ti. En los que he reído pensando en ti. En los que he sido feliz gracias a ti.

2 comentarios: